Las mujeres toman la palabra: La generación del alquiler, ¿por fin en Rusia?

© Foto : Mikhail Kharlamov/Marie Claire RussiaSvetlana Kolchik
Svetlana Kolchik - Sputnik Mundo
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¿Alquilar o comprar?

¿Alquilar o comprar?

Hace unos meses mi pareja y yo nos enfrentamos a este moderno dilema hamletiano.

El apuro fue bastante banal: decidimos trasladarnos de mi diminuto piso en el suroeste de Moscú a un lugar más espacioso. Desde los comienzos de 2003 cuando logré comprar este piso, los precios de la inmobiliaria se han alzado drásticamente multiplicándose por al menos diez. No obstante, nos dimos cuenta de que aun al venderlo y vaciar nuestros ahorros no tendríamos suficiente dinero para comprar algo que justifique una inversión tan dura. Claro está, a menos que nos gustaría vernos “tras las rejas hipotecarias” por más de 20 años, como lo dijo mi novio. Así que desistimos categóricamente de la idea de comprarnos un apartamento decente en un futuro inmediato, pusimos en alquiler mi apartamento, nos mordimos la lengua y encontramos un lugar más espacioso para vivir.

Un creciente número de mis compañeros, especialmente los que provienen de otras regiones de Rusia, llegaron a la opción de la renta con mayor facilidad. Según los recientes reportes de mercado, Rusia se encuentra casi al final del ranking de la capacidad de endeudamiento para las hipotecas (en el 47 lugar del total de los 60), con un interés del 12% y un sobrepago hipotecario del 215%. El mercado inmobiliario de Moscú es uno de los más inalcanzables del país, con los precios de vivienda siempre al alza a pesar de la confusión económica. Expertos locales calcularon que para permitirse un pequeño apartamento de un solo dormitorio, digamos, de 200.000$ (el precio mínimo de un modesto piso en las afueras), el residente moscovita con un sueldo promedio de 40.000 rublos mensuales (alrededor de 1.250$) tendría que llevar al menos 15 años ahorrando.

No obstante, algunos van adelante y optan por la hipoteca, mientras que para muchos rusos, incluso los de la ¨Generación Y” el alquiler es una idea novedosa y les da miedo. Pocos poseen una propiedad, y muchas veces la comparten con los padres o familiares (estos apartamentos normalmente pequeños y ubicados en la periferia datan de los tiempos soviéticos cuando fueron distribuidos entre ciertos grupos de funcionarios públicos y luego privatizados). Muchos ven el propio hogar como la clave de estabilidad y el mejor tipo de inversión.

Sin embargo, el número de los rusos jóvenes que optan por la renta está creciendo rápidamente también. Mi generación se une poco a poco a la “Generación de renta” (el término introducido por sociólogos occidentales hace unos años), que ya predomina en el Occidente, sobre todo en Europa, donde los arrendatarios constituyen al menos el 60% de la población.

Para Ekaterina Chumerina, de 30 años, mi colega de Marie Claire/Rusia y su novio, un empresario del Occidente quien trabaja en Moscú, la compra de su propio hogar no es una opción. Por el momento la pareja alquila un bonito apartamento de dos dormitorios, de 80 metros cuadrados, en un barrio verde cerca de la Universidad Estatal de Moscú, es su tercer alquiler en los últimos cinco años. Pagan unos 2.300 dólares al mes, es un buen negocio según los precios moscovitas. Ekaterina afirma que está  contenta de su elección.

“Si hablamos de obtener algo accesible en esta ciudad, se trataría de más de un millón de dólares”, explica. “Esto es precisamente lo que cuesta el piso que estamos alquilando. Es un montón de dinero, pero aun si lo tuviéramos, sería una locura pagarlo. Tampoco queremos comprometernos a la hipoteca, ¿qué vamos a hacer si decidimos vivir en algún otro lugar?”

Lo confirma Danila Antonovsky, periodista independiente, quien hace unos años lanzó el portal Thelocals.ru, la versión moscovita de Craigslist (ahora el sitio web está enfocado en ofrecer a los arrendatarios potenciales un acceso directo a una base de datos con apartamentos bonitos y accesibles). Cree que la mayor razón por la que muchos rusos de la “Generación Y” han desistido de la idea de tener su propio hogar es porque quieren “vivir bien disfrutando del presente”.

“Para qué tiene uno que invertir en una propiedad ridículamente costosa en Moscú si en vez de eso puede comprar algo en Londres u otro lugar? ¿Quién sabe dónde nos vemos dentro de cinco años?”, dijo Antonovsky, quien acaba de trasladarse a un apartamento rentado en el centro, al abandonar un piso en los suburbios, propiedad de su novia.

Economistas lamentan “la destrucción del sueño de la clase media”, con más jóvenes que aplazan o rechazan completamente la posibilidad de comprar su propia residencia. Pero yo veo ciertos aspectos positivosen la respectiva tendencia, por lo menos para Rusia. El alquiler da flexibilidad y favorece a la movilidad. Lo último todavía les falta a los rusos, según creo, el concepto de trasladarse a una vivienda más próxima hacia el lugar del trabajo es ajeno a nuestra mentalidad. Y la movilidad debido al trabajo contribuye a la economía no menos que la posesión de un hogar. El mundo se convierte en un enorme espacio de renta, con cada vez más y más personas que rechazan asentarse en un lugar, optando por moverse de vez en cuando. Y sería más justo si lo hiciéramos según nuestro estilo de vida y no debido a la necesidad de sobrevivir.

*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI


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