El espinoso asunto de la explotación petrolera del Ártico

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Los científicos confirmaron que el deshielo en las regiones árticas ha batido el récord de 2007.

Los científicos confirmaron que el deshielo en las regiones árticas ha batido el récord de 2007.

Según los datos recibidos por la NASA, la superficie de los hielos se redujo hasta el nivel más bajo desde el inicio del control por satélites en 1979.

En opinión de los científicos británicos, los mares de la zona se liberarán por completo del hielo que los cubre en verano para 2015 o 2016, un pronóstico confirmado por los investigadores de la Marina británica, que se basaron para las conclusiones en su propio modelo del Ártico.

Los expertos rusos no se precipitan a hacer declaraciones tan altisonantes. Según sus cálculos, en caso de mantenerse la actual tendencia al calentamiento global, el hielo desaparecerá en verano de los mares árticos únicamente a finales del siglo XXI.

Alejar este trágico momento podría sólo la aplicación por la humanidad de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Y acercar la catástrofe varias decenas de años pueden las actividades de Gazprom y otras petroleras, aseguran los científicos.

Las noticias difundidas por la NASA sobre el récord del deshielo y sobre el hecho de equivaler la masa del hielo en las tierras árticas tan sólo a un 30% de los índices de los años ochenta del siglo pasado les vino de perlas a los activistas de la organización ecologista “Greenpeace”. Llevaban en aquellos momentos cinco días impidiendo a los técnicos de Gazprom Shelf Neft preparar la plataforma petrolera 'Prirazlómnaya' para el inicio de la extracción.

“Es chocante ver estas instalaciones después de que el mundo se enterara de una reducción récord de la superficie de los hielos árticos. Deja atónita la insistencia con la que las corporaciones de todo el mundo quieren extraer petróleo en el Ártico a pesar de poder provocar cambios catastróficos para la humanidad”, señaló al respecto el director ejecutivo de Greenpeace International, Kumi Naidu.

Para los ecologistas, las petroleras, los militares y, sobre todo para los habitantes de las regiones árticas sería sumamente importante saber, si de verdad esos cambios anunciados por la NASA y por Greenpeace serían tan catastróficos.

El catedrático Peter Wadhams, de la Universidad de Cambridge, señaló en su entrevista a la cadena televisiva BBC que sus compañeros y él ya habían avisado a la comunidad internacional de que para 2015 o 2016 el Océano Glacial Ártico solo se cubrirá de hielo en invierno. El hielo ártico adquirirá las propiedades de un hielo normal y relativamente fino y dejará de ser como es hoy, una capa que nunca se derrite del todo y solo que disminuye en verano y vuelve a aumentar en los meses invernales.

Sin embargo, bastante antes que los investigadores británicos, cuando en 2007 que se registró un nuevo y triste récord del deshielo, el catedrático Maslovski del Centro universitario de la Marina de California pronosticó que los hielos se derretirían por completo en verano de 2013.

Aunque en los últimos 30 años la superficie de los hielos en las tierras árticas se iba reduciendo con una velocidad de un 13% cada década, es evidente que no se derretirá en verano que viene incluso si en la zona se instala el clima tropical.

Los expertos encabezados por el catedrático Maslovski introdujeron unas ligeras correcciones en su modelo, tras lo cual anunciaron no haber tenido en cuenta todos los factores necesarios. La conclusión final consiste en que no quedará hielo en el Ártico en 2016, algo que se afirma con “un margen de error de hasta tres años”. Es decir, en 2019 como máximo.

Según el vicedirector del Centro de Meteorología de Rusia, Dmitri Kíktev, los investigadores rusos son menos categóricos en sus juicios.

En la elaboración de un pronóstico a largo plazo del estado de los hielos en las tierras árticas han de tenerse en cuenta, además del calentamiento global, una serie de factores. Son los llamados períodos de cambios atmosféricos duraderos y las fluctuaciones de la presión atmosférica entre el Ártico y las latitudes templadas, la cambiante influencia del Atlántico a lo largo de décadas y un sinnúmero de otros aspectos.

“Este tipo de pronósticos es denominado proyección de los futuros cambios climáticos. Los guiones han sido numerosos, en ocasiones he tenido que comprobar a posteriori modelos elaborados en base a los datos del siglo XX”, señala el científico.

En sus palabras, esas construcciones hipotéticas pocas veces llegan a hacerse realidad, dado que es extremadamente difícil tomar en consideración todas las variables, muchas de las cuales no están relacionadas con la física de la atmósfera o del océano, sino con las actividades del hombre, impredecibles en cada momento concreto.

“Uno de los guiones consiste en que la humanidad se pase a las tecnologías respetuosas con el medio ambiente, y otro en que se empiece a usar más combustible fósil y se quemen más bosques. El factor humano no es menos importante que los demás”, señala Dmitri Kíktev.

De acuerdo con alguno de los pronósticos el hielo podría desaparecer en el Ártico en función de la estación del año para finales del siglo XXI, prosigue.

Sin embargo, si se empieza a gastar más combustible fósil, el dramático final podría adelantarse unas decenas de años. Así lo asegura el experto, que enseguida añade: “¿Acaso estaría mal que el permafrost se derritiera y se animara la Ruta marítima del norte?”.

El “mal absoluto” y el “totalitarismo ecológico”

En opinión de los ecologistas, la extracción de petróleo en la plataforma continental del Ártico representa un “mal absoluto”.

“Cada dólar, cada libra y cada corona invertidos en las tierras árticas restará fondos al desarrollo de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente”, indica el coordinador del programa de energía de Greenpeace Rusia, Vladimir Chuprov. En su opinión, los Gobiernos que invierten en la extracción de petróleo en la plataforma continental del Ártico, además de conseguir que empeore la situación ecológica, ejercen también una influencia negativa en la económica.

“La época del petróleo barato ha acabado, su auge ya tuvo lugar hace dos años, de aquí en adelante la opción será compensar la escasez de petróleo a costa de la explotación de los yacimientos difíciles y crear toda la infraestructura necesaria o adoptar un nuevo modelo de la economía. Dmitri Medvédev señaló en cierta ocasión que cada 50 ó 70 años se produce una revolución energética, de modo que no se sabe si dentro de un determinado período los hidrocarburos rusos seguirán presentando interés”, indica Vladimir Chuprov.

“Los costes de la extracción de petróleo en la plataforma continental del Ártico para los inversores, es decir, el capital y los gastos operacionales, serían de unos 30 dólares por barril, mientras que en tierra estaríamos hablando de unos 8 dólares. Al presupuesto ruso se destinan 55 dólares por barril. En caso de caer los precios a nivel mundial hasta 85 dólares por barril, su extracción en las tierras árticas solo supondrá pérdida para los operadores de las plataformas petroleras. Sin embargo, se está construyendo la flota de rompehielos, se necesitará un sistema de navegación y la presencia de los militares en la zona”, indica Chuprov.

“Un coste de extracción de unos 30 dólares es un buen precio", replica el director general del Fondo de Seguridad Estratégica Nacional, Konstantín Símonov, aunque, cree que "en 'Prirazlómnaya' podría ser todavía más alto. En tierra estos costes oscilan entre cinco y nueve dólares". Pero, ¿si tuviéramos mucho petróleo tan barato, acaso realizaríamos proyectos en la plataforma continental?”

“Los costes de extracción varían mucho en función de la región: en la provincia canadiense de Alberta es de unos 60 o 70 dólares y es considerado aceptable, señala el experto. La época de los hidrocarburos baratos realmente está pasando, pero de momento no tenemos ninguna alternativa. Por esta misma razón habría que modificar el sistema tributario y conceder ventajas para la extracción en la plataforma continental”, concluye.

Según Konstantin Símonov, las declaraciones de los ecologistas y sus manipulaciones de las cifras no son sino su deseo de ganar simpatías de la gente.

Existen otros cálculos, subraya, sobre las energías renovables. En el biocombustible recae tan solo un 2% de la energía mundial, el resto es cubierto por los hidrocarburos. De los más de 7.000 millones de habitantes del planeta, cerca de 2.000 millones no tienen acceso a la electricidad ni a la gasolina". Si optamos por renunciar o reducir la extracción de hidrocarburos, dice, "el porcentaje de las personas desabastecidas aumentará. ¿Hasta qué límites, hasta los 4.000 millones? ¿O deberíamos volver todos a la Edad de Piedra?”

En su opinión, los defensores de la naturaleza han traspasado el límite que separa una actitud sensata del totalitarismo ecologista. “Pronto pondrán los derechos de los osos polares y las morsas por encima de los derechos del hombre”, bromea.

Greenpeace, no obstante, no se retracta: “Ha llegado el momento de que tales empresas como Shell y Gazprom se pongan a pensar en lo que está ocurriendo en el mundo en vez de saquear abiertamente las tierras árticas”, señala el director ejecutivo de Greenpeace International, Kumi Naidu.

 “Con nuestra acción de protesta contra la puesta en funcionamiento de la plataforma 'Prirazlómnaya' ayudamos al presidente Vladimir Putin a cumplir su promesa preelectoral de ir reduciendo la dependencia del país de las exportaciones de hidrocarburos”, precisa Vladimir Chuprov.

Un atolladero en el mar de Chukotka

Los argumentos de los ecologistas parecen tener fundamento si no tomamos en consideración que en su programa preelectoral Vladimir Putin no ha dado ninguna promesa relativa a la dependencia de hidrocarburos. Por otra parte, ha comentando el tema, pero en otras ocasiones.

Sin embargo, sigue siendo sumamente difícil evaluar los efectos del deshielo en el Ártico. Un argumento indudable a favor de los defensores de la naturaleza es el destino de los osos polares, que podrían verse al borde de la extinción porque sin hielo no podrán cazar focas, su principal alimento.

A veces se alerta también del peligro de la subida del nivel del océano y de una inundación sin precedentes. Merece la pena señalar que estamos hablando de que se está derritiendo el hielo solo en verano y solo en la parte sur del espacio acuático del Ártico, donde desde los años 80 del siglo pasado ha desaparecido ya el 70% del hielo.

De modo que resulta que los sufrimientos de los osos polares se contraponen al hecho de que el 14% del territorio ruso está situado tras el círculo polar ártico, en la zona del permafrost. La falta de navegación en verano supone una tragedia vital para los habitantes de la región. Al mismo tiempo, la Ruta marítima del Norte es considerablemente más corta que cualquier otra ruta mercantil que una Europa con Estados Unidos, los países del Lejano Oriente y del Sudeste asiático.

Y, por fin, si el ritmo del deshielo se mantiene, se acabará abriendo el legendario Paso del Noreste, la ruta marítima que bordea Norteamérica por el norte atravesando el océano Ártico y conectando el océano Atlántico con el Pacífico, en búsqueda del cual habían partido las expediciones de Francis Drake, James Cook y otros célebres viajeros.

En este caso, para la Organización de Cooperación Económica Asia-Pacífico y los demás organismos internacionales se abrirían unas perspectivas grandiosas. Y todo si las petroleras Gazprom, Shell y otras aceleran con sus actividades el ritmo del deshielo en las tierras árticas.

Solo queda una preocupación: una semana antes de la noticia difundida por la NASA, el Wall Street Journal informó a sus lectores de que la empresa Royal Dutch Shell, que había invertido 4.500 millones de dólares en la compra de un equipo de perforación y de las correspondientes licencias y se disponía a iniciar la explotación de los yacimientos en la plataforma continental del Ártico todavía n,,o ha procedido a la realización del proyecto.

La causa de la demora es una capa de hielo demasiado gruesa que cubre el mar de Chukotka. Es muy probable que ni llegue a derretirse este verano. Mientras tanto, la autorización para el inicio de la perforación caduca el próximo 24 de septiembre. En un contratiempo así nadie es capaz de ayudar, ni la NASA, ni Greenpeace ni los científicos británicos.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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