Ucrania sigue dudando entre Rusia y la UE

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La reunión del presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, con los líderes de la Unión Europea en el marco de la cumbre Ucrania-UE celebrada en Bruselas duró casi dos horas en vez de los 20 minutos programados.

La reunión del presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, con los líderes de la Unión Europea en el marco de la cumbre Ucrania-UE celebrada en Bruselas duró casi dos horas en vez de los 20 minutos programados.

Según los comentaristas, los participantes en el encuentro se despidieron fríamente, sea por cansancio o por no lograr encontrar una fórmula de compromiso. Pero no se debe considerar que la cumbre concluyó sin éxito. Al contrario, parece que ambas partes alcanzaron sus objetivos.

Fórmulas de compromiso

Ucrania y la UE pueden considerar como un éxito el mero hecho de   celebrar esta cumbre. Hace un año, Kiev -que ejercía una presión sobre la oposición ucraniana en general y sobre la exprimera ministra del país Yulia Timoshenko en particular- no hizo caso de los argumentos bajo los que se canceló la celebración de la cumbre de Ucrania y la UE.

La reciente reunión celebrada en Bruselas coincidió con el tercer aniversario del segundo mandato presidencial de Víctor Yanukóvich. En la antesala de la celebración de la cita, el mandatario ucraniano charló en directo con ciudadanos de Ucrania, y la primera pregunta dirigida a Yanukóvich fue dedicada a la reunión en Bruselas.

La respuesta a esta pregunta dada por el presidente ucraniano fue optimista, ambigua y al mismo tiempo muy precisa. “Creo que se tomará la decisión sobre el inicio de los preparativos para una nueva etapa de desarrollo de las relaciones con Europa, que debe concluir con la firma del convenio de asociación con la UE”, dijo Yanukóvich.

El contenido de todo el diálogo del presidente ucraniano con su pueblo, durante el cual los ciudadanos tenían la posibilidad de manifestar su agradecimiento a Yanukóvich, hace sospechar que no se celebró por una mera casualidad antes de la cumbre en Bruselas.

La información sobre un posible compromiso sobre el asunto del encarcelado exministro ucraniano del Interior en el Gobierno de Timoshenko, Yuri Lutsenko, salió a tiempo a la luz pública. En cuanto a la propia Yulia Timoshenko, el presidente declaró que estaba dispuesto a liberarla de la permanente presencia de una cámara de vigilancia sobre su cama en la clínica. Antes, tras la reunión con el presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, Yanukóvich se mostró dispuesto a buscar una fórmula de compromiso también respecto a Timoshenko.

7.000 millones de dólares por mirar hacia Europa

Ambas partes lograron evitar un escándalo que se habría suscitado si la cumbre Ucrania-UE se hubiera cancelado de nuevo. En este caso, Europa habría podido declarar ‘persona non grata’ a Yanukóvich, igual que hizo con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko. Pero esto no corresponde con los planes de Bruselas ni del mandatario ucraniano.

El comisario europeo Stefan Füle visitó Ucrania hace varias semanas en el marco de su gira por los países del espacio postsoviético que aspiran a firmar el convenio de asociación con la UE. Allí dio a entender que Ucrania debería resolver todas sus discrepancias con Europa durante los próximos meses.

La decisión política sobre la posible suscripción del convenio de asociación entre Ucrania y la UE en el marco de la cumbre del programa 'Asociación Oriental' de la Unión Europea, que se celebrará en noviembre en Vilnius, será tomada en verano próximo. En caso contrario, la siguiente oportunidad no se ofrecerá a Ucrania hasta dentro de tres años. En 2014 se celebrarán elecciones en la Unión Europea y en 2015 tendrán lugar los comicios presidenciales en Ucrania.

En la antesala de la cumbre Ucrania-UE, el presidente del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy; y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, mostraron sus esperanzas en un artículo escrito especialmente para un popular periódico digital de Ucrania, Ukrainskaya pravda.

La UE exige a Ucrania dejar de aplicar la llamada ‘justicia selectiva’ (sobre todo ante el caso de Yulia Timoshenko, que cumple una sentencia de siete años de cárcel por abuso de poder), mejorar la legislación electoral y continuar con las reformas económicas.

Según los observadores, durante los últimos meses Ucrania pasó por alto todas las recomendaciones de Bruselas. Parecía que el nuevo caso penal abierto contra la exprimera ministra ucraniana Yulia Timoshenko fue como una prueba de resistencia de los intentos de Bruselas de firmar un acuerdo de asociación con Ucrania.

Mientras, Yanukóvich continuaba viajando a Moscú. Pero parecía que las autoridades rusas se daban cuenta de que Kiev no se decantaba por ellos. Moscú tardó en recordar a Kiev que está obligada a cumplir la norma “toma o paga”, según el cual Ucrania debe pagar el volumen estipulado en el contrato, no el pedido realmente. Cuando el consorcio energético ruso Gazprom reclamó a Ucrania 7.000 millones de dólares pese a no haber consumido el volumen mínimo de gas acordado en el contrato firmado entre ambas partes en 2009, se puso en evidencia que la cumbre en Bruselas se celebraría y que Moscú había anunciado el precio que debía pagar Kiev por su elección.

Kiev está dispuesto para todo

En la antesala de la cumbre la Rada Suprema (el parlamento) de Ucrania aprobó la declaración de intenciones de integrarse en la UE, en la que se comprometió a cumplir las exigencias europeas. Esto sucedió justo cuando Víctor Yanukóvich declaró que no iba a pagar a Moscú la deuda de 7.000 millones de dólares.

En aquella declaración, elogiada por Stefan Füle, en la que Ucrania prometía corregir todos los errores se propuso a la UE establecer un régimen exento de visados con Ucrania, o al menos simplificar el que había. Kiev no sólo manifestaba su disposición de cumplir todas las recomendaciones sino que pedía ayuda, incluida la financiera, para ponerlas en marcha.

Ucrania no disimulaba que está interesada ante todo en la solución de problemas financieros, en particular la concesión del crédito de 610 millones de euros, aprobado ya antes de la celebración de la cumbre.

Según los analistas, la propia UE está interesada en la concesión de este crédito, que se otorga para que Ucrania pueda cubrir el saldo negativo en las operaciones comerciales con la UE. De modo que se utilizará para realizar compras en los países europeos.

Una elección difícil

Las preguntas sobre la integración de Ucrania en la UE, que debe culminarse con la suscripción del acuerdo de asociación y de libre comercio siguen sin respuesta. Parece que Ucrania y la UE, tal y como planeaban, encontraron la posibilidad de volver a postergar la decisión final.

Ucrania entiende que la UE está interesada en esta asociación en la misma medida que Kiev. Es evidente que los empresarios ucranianos sueñan con integrarse en la UE, pero las autoridades ucranianas consideran posible adherirse también a la Unión Aduanera de Bielorrusia, Kazajstán y Rusia; y conceder a Rusia el sistema de transporte de gas.

Según Ucrania, esto le puede ofrecer la posibilidad de seguir actuando en la arena política durante un período corto, pero nadie se atreve a hacer pronósticos para un período superior a uno o dos mandatos presidenciales en Rusia.

Esta operación parece demasiado arriesgada, porque la coyuntura política en Ucrania es inestable. Las autoridades ucranianas entienden que le costará jugar un papel como el de Alexandr Lukashenko, que obliga a regatear a Occidente y Oriente. El país de Lukashenko no es tan ambiguo y no cuenta con semejante número de oligarcas capaces de tomar partido.

Pero Kiev debe entender también que Moscú está interesado en Ucrania en menor medida de lo que puede parecer, pues podría sobrevivir sin el sistema de transporte de gas ucraniano. Ucrania dependerá del tránsito del gas ruso durante mucho tiempo, independientemente del modelo político elegido en el país. No tiene sentido iniciar un regateo político entre Rusia y Occidente, por eso Kiev no debería esperar nuevas bonificaciones.

Kiev mira hacia Europa y trata de entender si es necesario hacer nuevas concesiones, por ejemplo buscando fórmulas de compromiso en el caso de Timoshenko.

A medida que se acerca la temporada política de verano y otoño, la situación se hace más tensa para Ucrania y sienta la presión por parte de la campaña presidencial, que esta vez arranca muy temprano, dos años antes de los comicios. Por otro lado, es posible que a Kiev no le tiemble el pulso a la hora de tomar una elección histórica, pues nadie puede obligar a las autoridades ucranianas a considerar como irreversible su decisión estratégica. Y nadie espera que ésta lo sea.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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