Ucrania quiere reducir su dependencia del gas ruso

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Ucrania acaba de dar respuesta a la acusación de estafa lanzada el pasado 30 de marzo por el presidente del consorcio gasístico ruso Gazprom.

Ucrania acaba de dar respuesta a la acusación de estafa lanzada el pasado 30 de marzo por el presidente del consorcio gasístico ruso Gazprom.

Según el viceministro de Energía e Industria del Carbón de Ucrania, Vladimir Makuja, las técnicas de suministro del gas ruso que es enviado desde Europa a Ucrania, son “completamente legales y están acorde con la legislación internacional”.

Un esquema ingenioso

Kiev sigue disminuyendo su dependencia del gas ruso. De acuerdo con los datos facilitados por el Ministerio de Energía e Industria de carbón del país, en los dos primeros meses de 2013 los suministros de gas de Rusia se han reducido en un 23,3% en comparación con el mismo período del año pasado, lo que en términos absolutos equivaldría a unos 4.740 millones de metros cúbicos contra los 6.170 millones en 2012. Hace dos años el índice era de unos 12.400 millones de metros cúbicos.

Posiblemente, estas estadísticas tan poco prometedoras para Gazprom fueron el motivo de la acusación que lanzó en una reciente entrevista televisiva el presidente del consorcio, Alexéi Miller. Manifestó que Kiev estaba recibiendo gas ruso que, tras ser suministrado a Europa y medido en la frontera, se dirigía de vuelta a los depósitos ucranianos en calidad de producto comprado en el mercado europeo.

La parte ucraniana estima el beneficio que se obtiene con la operación en aproximadamente un 7%. En absoluto pretende desmentir la declaración del presidente de Gazprom. Pero a diferencia de Miller, quien califica el proceso de “propio de unos estafadores” y llama a “aclarar la situación”, Kiev no ve en él nada ilegal. Ucrania, se indica, cumple con sus obligaciones de tránsito de gas ruso, el producto cruza la frontera, tras lo cual deja de pertenecer a Gazprom. Y el receptor de este gas está en su derecho de venderlo a quien le plazca; en este caso concreto, a Ucrania.

Habría que tener en cuenta que el método en cuestión se conocía desde hace tiempo ya y con toda seguridad era tan evidente para Gazprom como las reducciones de los volúmenes comprados por Kiev. Ucrania tiene por costumbre informar al mundo más o menos cada tres meses sobre sus soluciones alternativas ante el problema del gas.

Ucrania ha encontrado a quién revender el gas ruso

El consumo actual de gas en Ucrania se estima en unos 55.000 millones de metros cúbicos. Los analistas pronostican que en el plazo de cinco años se reducirá hasta unos 52.000 millones. El año pasado Kiev compró, en vez de los 52.000 millones de metros cúbicos acordados con Moscú, cerca de 34.000 millones. Hay unos 20.000 millones de metros cúbicos que Ucrania extrae por su cuenta. El pasado enero se anunció la firma del contrato con la empresa Royal Dutch Shell, de capital mixto holandés-británico, sobre la explotación de los yacimientos de gas de esquisto situados en la cuenca de Donétsk y la provincia de Jarkov. Las reservas se estiman en entre 5.000 y 7.000 millones de metros cúbicos. Existe también un yacimiento con un mayor potencial en Ucrania occidental, por el que se ha interesado ya Chevron, además de la empresa arriba mencionada.

Mientras tanto, unos 30.000 millones de metros cúbicos han de ser importados y en noviembre del año pasado el primer ministro de Ucrania, Nikolai Azárov, anunció los planes para adquirir gas exportado por Rusia a Europa. Los volúmenes eran más que modestos, cerca de un millón de metros cúbicos diarios.

Sin embargo, la semana pasada el presidente de Gobierno ucraniano anunció que el país también comprará gas a Hungría, llegando los volúmenes adquiridos hasta los 4.200 millones de metros cúbicos. El total del gas “recomprado” por Kiev podría equivaler en 2013 a unos 5.000 millones de metros cúbicos, cubriéndose de esta forma un 10% de las necesidades a nivel nacional. Dos días más tarde llegó la declaración acusadora de Alexei Miller.

Gazprom se muestra claramente molesto

Todo parece indicar que las palabras del presidente de Gazprom no son sino el prefacio de un nuevo ataque del consorcio a la parte ucraniana, que tampoco parece amedrentarse mucho. El pasado enero Gazprom reclamó a Kiev 7.000 millones de dólares por los 16.000 millones de metros cúbicos no comprados, de acuerdo con el principio de “compra o paga”. Ucrania descartó cualquier pretensión y Gazprom no insistió.

Los acuerdos bilaterales en el sector siempre se han caracterizado por una falta de transparencia comercial casi ostentosa. Los expertos contaban con que todos los problemas se solían solucionar de manera rápida y sin hacer demasiado caso a los documentos firmados. Es posible, por lo tanto, que Gazprom simplemente carezca de argumentos de peso en el debate sobre el gas no comprado.

El consorcio se ha sentido durante mucho tiempo dueño de la situación, algo que tampoco ha contrariado nunca a Kiev. Independientemente de la coyuntura política, los participantes en esta interacción se sentían beneficiados: incluso las deudas se saldaban de una manera cómoda para todos. Yulia Timoshenko, la antigua presidenta del Gobierno, actualmente procesada por delitos económicos, intentó en su momento que su empresa se convirtiera en socia exclusiva de Gazprom e ideó un sistema que por medio de transacciones por todo el territorio de los dos países permitieron a funcionarios y empresarios amasar fortunas desorbitadas.

Y ahora Gazprom podría verse afectado por esta falta de transparencia, quedando el precio de gas como la única herramienta de presión apoyada por documentos. Ésta sería la razón de las negativas a reconsiderar las tarifas y de una actitud bastante altanera de Moscú hacia todas las solicitudes de Kiev, quien alegaba comprar a un país hermano gas a un precio más alto que los europeos.

Y Kiev, además de encontrar una alternativa, casi obligó a Gazprom a reconocer que su fórmula de formación de precio para Ucrania carecía de lógica. Gazprom, que no pierde nada, sólo tiene un motivo para el descontento: Ucrania ha sabido liberarse hasta cierto punto de la 'dictadura' del consorcio y evita caer en su trampa. Algunos analistas ucranianos opinan que el volumen de compras a Gazprom ideal para Ucrania sería de entre 8.000 y 10.000 millones de metros cúbicos: unas 2 o 2,5 veces menos que en la actualidad.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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