Veteranos soviéticos regresan a Afganistán para jugar al fútbol

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La ciudad afgana de Mazar-i-Sharif vivía una agitación extraordinaria la semana pasada por la noche, cuando los veteranos rusos de la guerra en Afganistán (1979-1989) se enfrentaron a los residentes locales en un campo de fútbol.

La ciudad afgana de Mazar-i-Sharif vivía una agitación extraordinaria la semana pasada por la noche, cuando los veteranos rusos de la guerra en Afganistán (1979-1989) se enfrentaron a los residentes locales en un campo de fútbol.

El partido de fútbol terminó con un resultado de 5-5. Ambas partes arrancaron aplausos y gritos de aprobación.

 

Un equipo formado por 22 soldados retirados del Ejército ruso que participaron en la invasión soviética en Afganistán inició una gira de partidos amistosos este mes de abril, jugando al fútbol con ciudadanos de Afganistán, incluidos sus antiguos enemigos.

Rusia cortó los lazos con Afganistán tras la retirada de las tropas soviéticas de este país hace 25 años, en mayo de 1989. A día de hoy, en Rusia persiste la opinión de que este país centroasiático es una zona de conflicto permanente, cuyos habitantes siguen sintiendo hostilidad hacia los llamados ‘shuravi’, que es como llaman a los soviéticos y a sus sucesores.

Pero los representantes de la ‘diplomacia del fútblol’, esta delegación rusa conformada por 44 personas, incluidos 11 veteranos que no juegan y muchos periodistas, fueron acogidos muy cordialmente en Afganistán, donde a día de hoy los ‘Shuravi’ se asocian más con las escuelas y fábricas construidas que con las ciudades bombardeadas.

Cabe esperar que estos intentos de reconciliación desempeñen una mayor influencia en la política o la opinión pública en Rusia. Pero los veteranos, al menos, pudieron dejar aparte varios prejuicios, tomando té y jugando fútbol con los hombres a los que anteriormente perseguían en las montañas.
El equipo ruso ‘Shuravi’ (este nombre está inscrito en sus camisetas) fue formado por jugadores elegidos de varias centenas de los entusiastas llegados de varios rincones de la antigua Unión Soviética. Según los datos oficiales, unos 600.000 soldados soviéticos tomaron parte en la invasión de la URSS en Afganistán en la década de los ochenta. Asciende a unos 15.000 el número de muertos y a 263 los desaparecidos en aquella operación.

Aplausos al enemigo

Se puede encontrar personas que hablen el ruso por todas partes en Afganistán, desde las aduanas y la patrulla militar hasta las tiendas de souvenirs y los salones de boda.

Además, esta gente sonríe cuando habla este idioma. Los espectadores recibieron con gritos de aprobación a los veteranos rusos no sólo en Mazar-i-Sharif, sino también en Kabul, donde el primer encuentro de la serie que tuvo lugar el pasado 18 de abril terminó con la victoria de los 'Shuravi' por 1-0.

Los veteranos soviéticos se enfrentaron a los muyahidines en un campo de fútbol. Les saludó el exsenador Aref Sarvari, que también fue jefe del servicio de seguridad de un famoso líder de los muyahidines, Ahmad Sah Masud, nombrado ministro de Defensa de Afganistán tras la retirada soviética.

Masud, asesinado en 2001 los terroristas suicidas supuestamente vinculados con la organización terrorista Al Qaeda, fue enterrado en el desfiladero de Panshir, a 150 kilómetros al norte de Kabul, una zona que defendía ferozmente de las tropas soviéticas y posteriormente de los talibán afganos. Los veteranos visitaron este lugar tras el partido jugado en Kabul y depositaron flores sobre su tumba.

“Es un verdadero héroe aquí. Defendía a su tierra”, dijo uno de los veteranos en el camino al desfiladero de Panshir. Se pueden ver con frecuencia carteles con los retratos de Masud en el norte de Afganistán hasta pasados 11 años tras su muerte.

No todos los miembros de la delegación se dirigieron a Panshir. Valeri Voshevoz, oficial retirado, prefirió pasar la noche en la aldea donde vive uno de los exlíderes de los muyahidines, Sufi Payanda, con cuyo grupo estuvo combatiendo dos largos años en los ochenta. A día de hoy, se citan de vez en cuando en Afganistán para tomar té y hablar.

La diplomacia de fútbol y nostalgia por la época de guerra

La idea de realizar una gira por Afganistán fue concebida por los veteranos, pero ningún organismo oficial en Rusia manifestó su disposición de financiar este viaje, dijo Nekrásov sin disimular su descontento.

Las organizaciones de veteranos pagaron los gastos, que ascendieron a casi 3.500 dólares para cada uno de los 33 veteranos del grupo. Los periodistas fueron por su propia cuenta. En el marco de la gira, respaldada por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), se preveía la celebración de tres partidos de fútbol: en Kabul, Mazar-i-Sharif y el desfiladero de Panshir. Pero el partido en el desfiladero de Panshir fue cancelado, porque no se logró construir un estadio allí a tiempo.

“Creo que es la nostalgia la que nos ha traído aquí”, dijo Ildar Badretdinov, que fue soldado de las Tropas Aerotransportadas, proveniente de la república rusa de Bashkortostán. “Eso es, así como un deseo de ver cómo ha cambiado la situación en Afganistán”, agregó Baigabyl Maikotov, de Kazajstán, que servía en las tropas que debían acompañar a cada convoy en las montañas, bajo una amenaza continua de caer en una emboscada.
A día de hoy, Kabul es una ciudad en ruinas, pero bulliciosa, con mucho tráfico, coches de lujo, edificios de dos pisos en las que se ubica un millón de tiendas de comestibles y farmacias, talleres de reparación de coches y hospitales. La ciudad está construyéndose y los precios de bienes inmuebles son enormes.

Pero también es una ciudad con los hombres armados en uniforme, muros de hormigón y alambradas. Todo esto son elementos indispensables que protegen cualquier edificio público, banco u hotel.

Parece que la sensación de peligro en el aire obligó a los veteranos soviéticos a recordar sus costumbres. Ellos pasaron mucho de su tiempo libre en el hotel bien protegido, donde jugaron al ajedrez y backgammon, y tomaron cantidades moderadas de alcohol que pudieron traer al país los que no son adeptos del Islam.

Pero los veteranos se mezclaban con la población autóctona, llevando mascadas estilo árabe y gorros tradicionales de lana, y compraban regalos en las tiendas de souvenirs.

© RIA Novosti . Valeryi Melnikov / Acceder al contenido multimediaLos enemigos de ayer sellan la paz definitiva con amistoso de fútbol
Los enemigos de ayer sellan la paz definitiva con amistoso de fútbol - Sputnik Mundo
Los enemigos de ayer sellan la paz definitiva con amistoso de fútbol

Cuando la delegación pasaba por los lugares donde sus miembros vivían o combatían, los veteranos empezaron a hablar con un cierto orgullo, mostrando lugares de interés, y recordando que su aspecto era más amistoso en la época de la guerra.

Quemando aldeas y construyendo escuelas

Los veteranos manifestaron el mayor interés hacia dos tipos de las historias: sobre los que murieron aquí y los chistes sobre las tropas. Badretdinov, de las Tropas Aerotransportadas, dijo que había encontrado una obra del escritor y disidente soviético Alexander Solzhenitsin en una caravana que transportaba heroína. Tanto el libro como las drogas supuestamente se destinaban a reducir la capacidad de combate de los soldados soviéticos.

Los veteranos hablaron también sobre la cara oculta de la guerra: los vaqueros, relojes, radios japonesas, etc. tomados como trofeos de guerra y la tendencia a confiscar todo eso, su estado físico tras varias semanas de correr por las montañas con mochilas de unos 60 kilogramos de peso y alimentarse malamente, o cómo las aldeas especialmente hostiles se señalaban como objetivos a atacar por helicópteros. Las tropas soviéticas llegaron sin aviso, dispararon para indicar que los muyahidines debían rendirse, y si esto no pasaba en diez minutos, mataban al enemigo junto con las mujeres, niños y animales domésticos.

Pero los veteranos nunca sentían orgullo ni vergüenza por sus acciones. “Cumplíamos nuestro deber internacional, aunque esto puede sonar extraño para los representantes de la generación joven”, dijo Andrei Ivanov, de las Tropas Aerotransportadas aficionado a las teorías de la conspiración. “Fuimos soldados y hacíamos lo que nos mandaban...”, afirmó otro exmiembro de las Tropas Aerotransportadas que prefirió guardar el anonimato para poder hablar libremente.

Pero los soviéticos no sólo combatían en Afganistán. Desde mediados de los cincuenta, Moscú empezó a convertir al país centroasiático en una aliado fiable, construyendo allí las carreteras, escuelas, hospitales, aeropuertos y centenas de empresas industriales, muchas de las cuales siguen funcionando, por ejemplo, la planta de materiales de construcción de Kabul, lanzada en 1965 en la que a día de hoy trabajan los septuagenarios.
Parece que esta inversión de la URSS tuvo un impacto más importante para el país que la invasión.

“Hay muchas cosas malas, pero hay buenas también”, dijo Kamal Nabizada, un magnate del sector energético proveniente de Mazar-i-Sharif que recibió al equipo de fútbol soviético en su residencia tras el término del partido.

Los planes para el futuro

Las siguientes giras ya están programadas. Es posible que el Gobierno ruso destine recursos financieros para apoyarlas en el futuro, dijo el organizador Nekrásov. Al regresar a Rusia el pasado 24 de abril, los veteranos estaban dispuestos a rendir cuentas sobre su viaje a los legisladores rusos. “No hemos analizado todavía todo lo que pasó durante el viaje. Este fue demasiado intenso, había demasiadas impresiones”, dijo el seleccionador del equipo, Viktor Kolobayev, al llegar a Moscú.

“Adiós, Afganistán”, dijo otro veterano que estuvo sentado al lado, un hombre corpulento con sienes canosas. Estaba pensativo y no respondió a la pregunta si quería regresar a Afganistán de nuevo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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