La amenaza terrorista llega hasta el cielo

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La autoridad aeronáutica de Rusia, Rosaviatsiya, prohibió a las compañías aéreas rusas que sus vuelos de pasajeros pasen sobre el territorio de los países donde hay indicios de que se llevan a cabo operaciones bélicas.

La autoridad aeronáutica de Rusia, Rosaviatsiya, prohibió a las compañías aéreas rusas que sus vuelos de pasajeros pasen sobre el territorio de los países donde hay indicios de que se llevan a cabo operaciones bélicas.

Esto tuvo lugar después de que, el pasado 29 de abril, se lanzasen supuestamente misiles contra un avión civil ruso, mientras sobrevolaba el territorio de Siria. Según los medios de información, los tripulantes de un А-320 de la compañía NordWind Airlines, que realizaba un vuelo chárter de Sharm el Sheikh a la ciudad de Kazán (capital de la república rusa de Tartaristán), observaron las explosiones de dos misiles antiaéreos a una altura de unos siete u ocho kilómetros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se debería dejar a los expertos determinar lo que explotó en realidad en el cielo sirio. Al sopesar las versiones probables, se puede concluir que se trataba de misiles antiaéreos de corto alcance del tipo Osa o similares que fallaron en dar en un blanco que volaba a baja altura.

El interés principal lo suscita la cuestión sobre la amenaza real a la que se someten aviones cuyas rutas pasan sobre zonas de conflicto armado.

Esto pasa regularmente

A día de hoy, en la historia de la aviación hubo varios casos en los que aviones civiles fueron abatidos como resultado de las acciones militares. Se puede recordar como el avión Boeing 707 que realizaba el vuelo 902 de la aerolínea surcoreana Korean Air el 20 de abril de 1978 y que tras el ataque de cazas soviéticos Su-15 cerca de Múrmansk hizo un aterrizaje forzoso en un lago congelado de Korpijärvi (en la república de Karelia) que conllevó la muerte de dos pasajeros, Pero hubo accidentes con decenas y centenas de víctimas. Por ejemplo, el 27 de julio de 1953, los interceptores estadounidenses derribaron un avión soviético Il-12 que viajaba de Port Arthur (actual ciudad de Luychan, región china de Dalian) a Vladivostok. El 3 de julio de 1988, los cazas estadounidenses derribaron un А-300 iraní que realizaba el vuelo 655 con destino a Dubai, el 1 de septiembre de 1983, un Boeing surcoreano que realizaba el vuelo KAL-007 fue abatido por cazas soviéticos sobre la isla de Sajalín, en la costa de Rusia en el Pacífico.

El 4 de octubre de 2001, un avión ruso Tu-154 de la aerolínea Sibir que volaba desde la ciudad israelí de Tel Aviv a Novosibirsk fue derribado sobre el mar Negro por un misil S-200 ucraniano.

¿Crece la probabilidad del ataque?

¿Qué hay en común entre todos estos accidentes? Independientemente de la situación, los aviones fueron derribados debido al empleo de sistemas complicados, tales como cazas o misiles antiaéreos de largo alcance con base en tierra o mar.

La probabilidad de que un avión sea derribado por error siempre ha existido. Pero a día de hoy, el mundo afronta una amenaza más seria: la posibilidad de un ataque premeditado contra aviones de pasajeros realizado por terroristas u otros grupos radicales en los ‘puntos calientes’ del planeta y cerca de éstos.

La probabilidad de tales ataques crece con cada sistema antimisiles móvil o ametralladora de gran calibre que queda en manos de grupos armados. Es poco probable que el armamento más complicado, como misiles antiaéreos de alcance medio, sean utilizados para lograr los objetivos enunciados. Incluso si en Siria los terroristas se han apoderado de tales sistemas, para emplearlos es necesario un adiestramiento especial y su mantenimiento apropiado, lo que es prácticamente imposible.

Así las cosas, la amenaza real consiste en la capacidad de los grupos terroristas de aproximarse a los aeropuertos para atacar a los aviones que no han ganado altura tras despegarse o han descendido preparándose para aterrizar.

El peligro principal lo representan los aeropuertos de los países de Oriente Próximo y África del Norte, donde los movimientos radicales están activos, especialmente si tales grupos gozan de apoyo por parte de los servicios de orden público o militares.

Es poco probable que tales incidentes tengan lugar en los aeropuertos de países desarrollados, ya que los sistemas de control fronterizo, los servicios de seguridad y la policía garantizan casi al 100% que terroristas armados con sistemas de misiles antiaéreos o ametralladoras sean detenidos antes de que ocupen una posición cómoda cerca de los aeropuertos.

Pero no se puede garantizar nada en las ‘zonas calientes’ y es posible que durante los próximos 10 o 20 años se empiece a dotar a los aviones de pasajeros con sistemas de protección de impacto de misiles de guiados por infrarrojos y capaces de neutralizar los sistemas ópticos de misiles autoguiados.

Además, se puede recurrir a los métodos aplicados por los pilotos soviéticos de aviones militares de transporte en Afganistán, cuando los aviones ganaban altura en espiral y realizaban una maniobra de descenso rápido.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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