Nadie dará la bienvenida a Snowden

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Ningún amante de la verdad es bien recibido en su tierra… ni en tierra ajena en este mundo mercantil e ingrato. Edward Snowden, un nuevo gran revelador de la actualidad, ya lo sufrirá en carne propia.

Ningún amante de la verdad es bien recibido en su tierra… ni en tierra ajena en este mundo mercantil e ingrato. Edward Snowden, un nuevo gran revelador de la actualidad, ya lo sufrirá en carne propia.

Muchos actores políticos sacaron provecho de la revelación del prófugo. Sin embargo, nadie se apresura a gastar su codiciado capital político tendiéndole la mano. Si así sigue, Snowden tendrá que llegar a la conclusión de que no hay lugar para él en este planeta, por muy grande que sea.

Edward Snowden ha pedido asilo político a 21 países del mundo. Rusia le puso como condición para quedarse en el país que renuncie a sus actividades contra EEUU. Era una condición dura pero realizable. Mientras que los demás se limitaron a dar una respuesta evasiva o negativa.

Snowden consideraba, entre otras posibilidades, la de obtener asilo político en Austria. Resulta que le esperan mucho allí, pero esposado. Para recibirle en esta calidad, Viena se atrevió a dar un paso tan insolente para la historia de la diplomacia mundial, como el secuestro del avión del presidente de un  Estado extranjero, Evo Morales.

¿Es sorprendente todo eso? En realidad, no. El conocido político Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá de 1968 al 1979 y de 1980 al 1984, calificó así las relaciones entre su país y EEUU: "La relación de un país con Estados Unidos es algo semejante a estar en la cama con un elefante, debe tener cuidado de asegurarse de que no se dé la vuelta sobre usted mientras duerme". 

Hoy, a raíz de la globalización, el mundo se ha convertido en una aldea global. Todos los países se sienten vecinos de EEUU. Y cuando el vecino elefante está irritado, o más bien enfurecido, nadie quiere convertirse en el objeto de su rabia, a menos que se trate de intereses vitales del país. Pero cuando la causa de la rabia es un ciudadano estadounidense que jugó una mala pasada a su propio Estado, ninguno tendrá ganas de meterse en esta camisa de once varas.  

A raíz de los atentados del 11-S, el entonces presidente de EEUU George W. Bush describió así la ansía del Estado de alcanzar a los organizadores y ejecutores de la tragedia: "Los terroristas podrían ocultarse en profundas madrigueras y otros sitios similares. Nuestra acción militar apunta a limpiar el terreno para operaciones sostenidas, globales e infatigables para sacarlos de allí y entregarlos a la justicia". 

Es natural que el actual presidente no emplee este lenguaje contra Snowden, porque lo que hizo éste no tiene nada que ver con los atentados del S-11. Estos dos hechos no se pueden poner en una misma línea, y sin embargo lo acabo de hacer. ¿Por qué? Porque me atrevo a afirmar que entiendo algo de la psicología de los agentes de servicios especiales.

Por supuesto, los servicios especiales del mundo difieren mucho entre sí. Hay entre ellos estructuras totalmente malvadas, las hay también bastante humanas. Pero todos coinciden en uno: no perdonan a los "traidores".

Y Edward Snowden, desde el punto de vista de los servicios especiales estadounidenses, es un traidor al 100%. No le perdonarán nunca. Mientras que esté vivo Snowden, el Washington oficial le seguirá cazando.

Pero, ¿cómo le ven a Snowden en capitales extranjeras? Muchos le están muy agradecidos. Cualquier superpotencia cae, de vez en cuando, víctima de su narcisismo. Y lo que hizo Snowden funcionó como una profiláctica específica contra el excesivo narcisismo del gobierno estadounidense. Por eso no dudo que muchos políticos de los países donde Snowden esperaba encontrar asilo dirán para sus adentros: "¡Qué bien que haya un Snowden en el mundo!"

Pero entre esta admiración y la disposición a ayudar suele encontrarse una distancia enorme, y en el caso de Snowden, insuperable. ¿Por qué? Ya he indicado una de las causas: nadie quiere ser objeto de la rabia del "elefante". Pero hay también otra causa, muy sólida.

No quiero parecer demasiado cínico, pero mi experiencia de periodista político me dice que no hay Estado que no esté involucrado en escuchas ocultas.

Entiendo por qué se mostraron tan ofendidos los políticos franceses al saber de las escuchas estadounidenses, pero nunca creeré que los agentes de los servicios especiales galos se porten como caballeros sin tacha.

En la época de la presidencia de François Mitterand, no tan lejana, los agentes franceses no sólo escuchaban. Basta con recordar el caso del buque de Greenpeace 'Rainbow Warrior' (Guerrero de Arcoiris) que debía impedir las pruebas nucleares franceses en el sur del Océano Pacífico y fue hundido por los agentes de la Dirección General de la Seguridad Exterior francesa el 10 de julio de 1985. Y ya en septiembre de aquel mismo año el primer ministro francés, Laurent Fabius, reconoció que lo hicieron los agentes de la inteligencia de Francia.

A propósito, ¿sabéis cómo se llama el ministro de Asuntos Exteriores de Francia de ahora? Laurent Fabius. Y no es de sorprender que Francia haya participado en la caza contra Snowden al cerrar el espacio aéreo para el avión del presidente boliviano Morales.

Dicho todo esto, quiero dirigirme a Edward Snowden con una recomendación que no me ha pedido nunca. Deje las esperanzas de obtener asilo en algún país de Occidente. Por supuesto, le gustaría acomodarse en Suiza. Pero por mantener relaciones buenas con EEUU Berna no reparó en sacrificar su "patrimonio nacional", su secreto bancario. ¿Cree que va a reparar en sacrificar a un Snowden?

América Latina tampoco es una variante segura. Es posible que el nuevo jefe venezolano, Nicolás Maduro, quiera concederle el asilo a Snowden. Venezuela, la superpotencia petrolera, no es el pequeño Ecuador que no se atrevió a agravar el conflicto con EEUU.

Pero, ¿cómo puede alcanzar Snowden Venezuela sin riesgo de ser capturado?

Queda sólo Rusia. Por supuesto, tampoco queremos agravar las relaciones con EEUU. Nuestros agentes tampoco son ángeles. Pero la extradición de Snowden a EEUU sería para nosotros lo mismo que una humillación nacional.

Si Edward Snowden quiere una vida tranquila y digna, debería aceptar la propuesta de Vladimir Putin. Es poco probable que al gran revelador alguien le proponga algo mejor.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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