Rusia pone a prueba la disponibilidad operacional de su Ejército

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El Lejano Oriente ruso está agitado. La noche del 12 al 13 de julio, se declaró el estado de alerta en el Distrito Militar Este y se inició una inspección sorpresa al Ejército.

El Lejano Oriente ruso está agitado. La noche del 12 al 13 de julio, se declaró el estado de alerta en el Distrito Militar Este y se inició una inspección sorpresa al Ejército.

Los buques de guerra salieron al mar y las tropas terrestres se trasladaron a sus bases provisionales. Los aviones, helicópteros y bombarderos estratégicos también participan en las maniobras. Según los datos oficiales, el número de efectivos implicados en la inspección asciende a 160.000.

Se considera que los ejercicios de tal envergadura jamás se han realizado en la historia contemporánea de Rusia. Está claro que deberían existir motivos sólidos para realizar tales maniobras.

Un rápido crecimiento desde cero

Es difícil entender las opiniones apasionadas y superficiales respecto a las maniobras más grandes realizadas desde el derrumbe de la Unión Soviética que han aparecido en los medios de información, incluidas las preguntas sobre si son necesarios teniendo en cuenta que anteriormente ejercicios de tal envergadura no se llevaban a cabo.

Ante todo, es imposible apreciar el nivel de disponibilidad del Ejército partiendo de su actividad típica en los últimos 20 años. El proceso de adiestramiento de los efectivos del Ejército soviético en los años ochenta fue mucho más activo que a día de hoy, por no hablar de su calidad.

Además, tras una amplia reforma militar que realizaron el exministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov; y el exjefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, Nikolai Makárov, con el fin de implantar un nuevo modelo de las Fuerzas Armadas, es necesario perfeccionar los resultados de la reorganización.

Por ejemplo, en el marco de esta reforma, se modificó no sólo la estructura orgánica y el sistema de mando del Ejército, sino también su disponibilidad operativa. Ahora es necesario comprobar cómo las declaraciones sobre la transformación de todas las estructuras en unidades de disponibilidad permanente se corresponden con la realidad. Y aún más importante parece la necesidad de comprobar las decisiones aprobadas por los altos mandos militares y mejorar la coordinación entre distintas unidades.

Estos objetivos se plantearon en todas las maniobras militares de envergadura llevadas a cabo desde 2010 (Vostok-2010, Cáucaso-2012, Centro-2011 y Occidente-2013 programado para otoño próximo). Pero estos ejercicios son de otro tipo. Su celebración se anuncia de antemano y las tropas se trasladan a los respectivos lugares unos dos meses antes de su inicio.

Mientras, a día de hoy se realiza la inspección sorpresa de las tropas sin que se hayan preparado para ésta durante muchos meses. Así fue también la inspección que tuvo lugar en marzo pasado en el Distrito Militar Sur o en mayo, cuando el Distrito Militar Oeste se fue puesto a prueba. Lo mismo ocurrió en febrero pasado, cuando los aviones de transporte militar llegaron a la base aérea de Shagol de la ciudad rusa de Cheliábinsk (en los Urales), con los vehículos blindados y los efectivos de una unidad de las Tropas Aerotransportadas puestos en alerta por orden del Estado Mayor General.

Las inspecciones, a las que las tropas rusas van acostumbrándose poco a poco, son cada vez más amplias.

Transformaciones en el sistema de mando

Lo que pasa a día de hoy no son las maniobras tradicionales. Tras la reforma, los Distritos Militares se transformaron en los comandos conjuntos de fuerzas distintas. Los jefes de estos comandos controlan simultáneamente todo lo que pasa en el teatro de operaciones y deben organizar la interacción de todas las unidades implicadas, desde las brigadas de infantería mecanizada hasta los cruceros portamisiles.

Dentro de la nueva estructura, las Flotas rusas del Norte y del Báltico están subordinadas al Comando estratégico operativo Oeste, que se corresponde con el Distrito Militar Oeste. El Comando Sur integra la Flota del Mar Negro y el Comando Este controla la Flota del Pacífico. La Fuerza Aérea está dividida del mismo modo, según el despliegue territorial de sus unidades y sus necesidades operativas.

Esto hizo posible introducir nuevas normas en la estructura del mando militar. Anteriormente, un almirante o general de la Fuerza Aérea no podía ocupar el cargo de jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia. Pero ahora estos especialistas pueden en teoría ascender en la jerarquía militar y controlar un conjunto de fuerzas.

Por ejemplo, a día de hoy, el jefe del Distrito Militar Este, en el que acaba de declararse estado de alerta, es el almirante Konstantín Sidenko, que anteriormente fue comandante de la Flota del Pacífico. No es típico este hecho dentro de la tradición soviética, conforme a la cual los cargos de jefes de Distritos Militares los solían ocupar generales del Ejército que posteriormente formaron la cúpula del Estado Mayor General y del Ministerio de Defensa.

Ahora tendremos que acostumbrarnos a tales nombramientos. A diferencia de un oficial cualificado, que tiene experiencia de combate, un comandante de alto rango no sólo debe saber perfectamente todo lo que pertenece a su zona de responsabilidad, sino también entender los problemas y posibilidades de otras unidades con las que necesita interaccionar al planear y realizar operaciones. Además, debe ser apto para un análisis sistemático y capaz de asegurar la interacción de distintas fuerzas.

Está claro que cada país prioriza unas u otras tareas, al determinar las vías de desarrollo de su Ejército y la estructura de mando, pero es evidente que es necesario perfeccionar el sistema de interacción en las Fuerzas Armadas de Rusia, que todavía deja mucho que desear.

Es prematuro hablar sobre la capacidad de los altos mandos militares -a excepción de la cúpula del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia- para ejercer el mando de las unidades navales, aéreas y terrestres simultáneamente.

Riesgos futuros

¿Por qué la inspección sorpresa de la disponibilidad operacional del Ejército ruso se lleva a cabo en el Lejano Oriente? Además de que le llegó su turno al Distrito Militar Este tras la realización de las maniobras en los Distritos Militares Centro, Sur y Oeste, el océano Pacífico es una zona muy importante desde el punto de vista estratégico.

Según los militares rusos, es la segunda por importancia. Esta región es de la que provienen las hipotéticas amenazas políticas y militares para Rusia. La primera es Asia Central, que se considera como una fuente potente del extremismo islámico, con guerrillas y conflictos bélicos locales de poca intensidad.

En el siglo XXI, EEUU ha centrado su atención estratégica en la región Asia-Pacífico, donde se ubica la mayoría de las economías emergentes, que pueden formar en breve un nuevo grupo de grandes potencias mundiales. Algunos de estos países ya entraron en esta lista: China, por ejemplo, es uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y no sólo porque dispone de armas nucleares.

La región Asia-Pacífico es el punto de ebullición de nuestra época con una complicada placa tectónica cultural, económica, tecnológica y política.

La amplia gama de contradicciones en esta región es comparable con las que existen en Oriente Próximo, pero su fuerte potencial conflictivo no ha alcanzado su apogeo allí. De momento.

Los problemas más agudos de Rusia están vinculados también con el Lejano Oriente. Se trata del contencioso territorial entre Moscú y Tokio por las islas Kuriles del Sur y el lastre de una infraestructura poco desarrollada, incluida la militar.

Se repite la situación que tuvo lugar en el siglo XIX, cuando este territorio pertenecía a Rusia por la llegada de los primeros colonizadores del siglo XVII. En aquella época el intento del Imperio Ruso de crear una flota en el océano Pacífico y colonizar Manchuria, región histórica del noreste de China, acabó con la Guerra Ruso-Japonesa de 1904 a 1905 en la que Rusia sufrió una humillante derrota. Esto postergó a casi medio siglo la creación de una flota potente en el Lejano Oriente.

Japón ya reaccionó con intranquilidad a las maniobras en el Distrito Militar Este de Rusia en el pasado. Cuando los bombarderos rusos Tu-95 volaron sobre el mar de Japón, los cazas interceptores de la Fuerza Aérea nipona surcaron el aire.

Si los ejercicios militares de Rusia abarcan el territorio de las islas Kuriles del Sur, que disponen de la infraestructura necesaria sobre todo en lo que se refiere a la defensa costera y la aviación, es posible que Tokio exprese su protesta ante el Ministerio de Exteriores.

Pero la dialéctica de la estrategia militar fue formulada ya en el Imperio Romano: si quieres paz, prepárate para la guerra. No se suele atacar a los que están preparados para la guerra.

Mientras, el Lejano Oriente ruso tarda en salir del estado de ‘somnolencia’, sin tener en cuenta el tendido de oleoductos en Oriente. Así las cosas, el despertar inspira algo de optimismo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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