La debilidad del Gobierno interino libio nombrado tras la caída del régimen gadafista, ha llevado al país al borde de una nueva guerra civil, escribe hoy el diario Kommersant haciéndose eco del reciente estallido de la violencia en Trípoli en un artículo titulado “La contrarrevolución se apodera de Libia”.
La semana pasada, la capital libia volvió a ser escenario de violentos enfrentamientos protagonizados por antiguos rebeldes y que se saldaron con la muerte de medio centenar de civiles, recuerda el periódico, al señalar que estos sucesos marcan el principio del fin de un Gobierno tecnócrata que no ha durado ni dos años.
La milicia Águlas de Misrata, responsable de los últimos acontecimientos en Trípoli, luchó en 2011 junto con otros grupos rebeldes contra el régimen del coronel Muamar Gadafi y hoy en día pertenece oficialmente al estado mayor de formaciones revolucionarias dependiente del Congreso General de la Nación (Parlamento) libio.
Tras los sangrientos choques entre los milicianos y varios centenares de civiles, el primer ministro Ali Zeidan instó a que todos los grupos armados “abandonen de inmediato la capital”. Sin embargo, no es de descartar que los autores de la matanza en Trípoli hagan caso omiso de la petición de Zeidan, a quien habían secuestrado a principios de octubre para exigir su dimisión.
Por su parte, la población hasta ahora civil de Trípoli ya ha dado un ultimátum al Gobierno, advirtiendo de que tomará las armas si las autoridades no logren echar de la ciudad a los grupos armados. Mientras tanto, tensiones entre los civiles y los antiguos revolucionarios se registran también en otras provincias libias que hace tiempo que escapan al control del Ejecutivo central.
Esta nueva guerra civil que está comenzando en Libia denota el fracaso de los intentos de construir un país laico y llevará inevitablemente al auge del islamismo, resume Kommersant. La Carta Magna, que debe definir el nuevo modelo de Estado, aún no está lista. Muchos grupos radicales intentan ahora influir en su contenido, y es probable que cuenten con el apoyo de quienes lucharon hace dos años contra Gadafi.
