Los vecinos de Rusia en el Cáucaso esperan que las fuertes medidas de seguridad adoptadas por Moscú durante los Juegos de Sochi también sirvan para garantizar una mayor seguridad a largo plazo en el conjunto de la región, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta.
De cara a la cita deportiva, Rusia puso en marcha una serie de medidas no solo para blindar la seguridad de su sede, sino también para responder más eficazmente ante posibles amenazas terroristas y, lo que es más importante, para poder evitarlas.
En particular, se trata de un asunto candente para Azerbaiyán y sus zonas fronterizas con Rusia desde hace más de dos décadas, debido a las asiduas incursiones en su territorio de combatientes de la llamada “Hermandad del Bosque”, un grupo terrorista que opera en el sur de Daguestán.
Georgia es otro país que tampoco está a salvo de estos incidentes. Aunque, a diferencia del vecino Azerbaiyán que cuenta con la colaboración de Rusia en esta materia, las fuerzas de seguridad georgianas tienen que afrontar los desafíos del terrorismo en solitario.
Sin embargo, algunos expertos no comparten la visión optimista en cuanto a la durabilidad de las medidas adoptadas, y opinan que estas permitirán solo frenar las actividades de la guerrilla, pero no darán solución a los problemas subyacentes. Además, existe el riesgo de que ciudadanos rusos, azerbaiyanos e incluso georgianos que hoy día combaten en Siria, quieran seguir con la yihad al regresar a sus respectivos países.
El tema de los “voluntarios caucáseos” que se marchan a Siria ya se ha convertido en uno de los más debatidos tanto en el Cáucaso ruso como en Azerbaiyán. El aumento de esos “voluntarios” amenaza pasar de una tendencia alarmante a un fenómeno peligroso, y es algo que no deja a los países del Cáucaso otra opción que hacerle frente de forma conjunta y, por tanto, más eficaz.
