Los militares rusos ocuparon el pasado fin de semana casi todos los cuarteles y buques de guerra en Crimea; uno de cada nueve soldados ucranianos se propone abandonar la península, escribe hoy el diario Vedomosti.
En particular, los rusos tomaron el viernes la base de la 36ª brigada de defensa costera en la localidad de Pereválnoe, el núcleo de las fuerzas ucranianas en Crimea, permitiendo a los efectivos de Nikoláev que habían llegado allí para un curso de formación en enero pasado regresar a Ucrania junto con los equipos.
Además, ocuparon los buques de guerra ucranianos en Sebastopol, izando en ellos la bandera de San Andrés de la Armada rusa, y tomaron bajo su control una base de la fuerza aérea en Belbek.
En este último caso, según el jefe de la base Yuli Mamchur, resultaron heridos un militar ucraniano y un periodista. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso desmintió estas informaciones y señaló que las banderas nacionales rusas ondean en 189 bases militares de Crimea controladas anteriormente por las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Una fuente ministerial indicó asimismo que a los militares ucranianos se les propuso abandonar la península para continuar el servicio en Ucrania, algo que de momento tienen la intención de hacer unos 2.000 de 1os 18.000 efectivos.
Según Konstantín Makienko, del Centro de Análisis Estratégico y Tecnológico, el desarme –de hecho, definitivo– de las fuerzas ucranianas en Crimea significa que en adelante el Ejército ruso podrá centrarse en la vigilancia de las fronteras de la nueva entidad federal de Rusia en vez de bloquear a los militares ucranianos en la península.
