La matanza en una sinagoga perpetrada el martes en Jerusalén con el saldo de más de 10 muertos y heridos pone a Oriente Próximo al borde de un nuevo conflicto, comenta este miércoles el diario Kommersant.
Aunque los ataques a sinagogas ocurren en el mundo con una frecuencia cada vez mayor, para Jerusalén se trata de un suceso sin precedentes, destaca el rotativo.
Mientras el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, y su movimiento Al Fatah condenaron el atentado, el grupo Hamas que controla la Franja de Gaza lo aplaudió y llamó a los palestinos a llevar a cabo "nuevos actos de venganza".
La masacre de Jerusalén se produce pocos días después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el rey Abdalá de Jordania celebraran en Amán un encuentro en el que acordaron medidas para rebajar las tensiones en torno a la Explanada de las Mezquitas que provocaron el rebrote de la violencia palestino-israelí.
Tras el atentado de Jerusalén, Israel se negará con toda probabilidad a negociar con el bando palestino, lo que a la región al borde del abismo de un nuevo conflicto, advierte Mijaíl Chlénov, vicepresidente del Congreso Judío Mundial.
"La reanudación del proceso de paz parece cada vez menos probable, teniendo en cuenta que Al Fatah y Hamas, que considera a Israel como su mayor enemigo, han acordado ya la creación de un único Gobierno de Palestina", señala el experto.
Según Chlénov, una parte de la responsabilidad recae en los países europeos, que han sucumbido a las presiones de Mahmud Abás y, siguiendo el ejemplo sueco, han puesto en marcha mecanismos para reconocer el Estado palestino.
