Las rusas que se rebelaron contra la misoginia

© Flickr / ©European Parliament/Pietro Naj-OleariLas rusas que se rebelaron contra la misoginia
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Cada 40 minutos una mujer muere en Rusia a causa de la violencia doméstica. La psicóloga Anna Zotova, que se describe como víctima de padre y marido misóginos, decidió denunciar esta situación y crear una sociedad en Internet, que en pocos meses se convirtió en un lugar de referencia para muchas féminas rusohablantes de diversos rincones del mundo.

Cada 40 minutos una mujer muere en Rusia a causa de la violencia doméstica. La psicóloga Anna Zotova, que se describe como víctima de padre y marido misóginos, decidió denunciar esta situación y crear una sociedad en Internet, que en pocos meses se convirtió en un lugar de referencia para muchas féminas rusohablantes de diversos rincones del mundo.

Un problema silenciado

La sociedad de mujeres rusas contra los misóginos nació en la red porque fuera del espacio virtual el problema de la violencia contra la mujer se ha venido silenciando desde los tiempos soviéticos. 

“Parece que el conflicto como tal no existe, pues no hay indicios de lo contrario ni en la legislación, ni en las mentes de los ciudadanos. Pero poco a poco la sociedad empieza a percatarse de que algo va mal. La violencia genera violencia”, dijo a RIA Novosti la fundadora de la sociedad, que se autodenominó “Asociación de codependientes anónimas”. 

Según Zotova, la mayoría de las mujeres rusas no tienen consciencia de ser víctimas de maltrato psicológico y no se les ocurre denunciar la situación ante las autoridades porque no confían en las posibilidades de salir victoriosas de una contienda legal por maltrato. 

“Si no bebe y no me pega, ¿qué más se puede desear?”, es una máxima humillante arraigada en la mentalidad de las rusas, lamenta la experta. 

Las raíces del mal 

Pero, ¿dónde buscar las raíces del mal? Zotova está convencida de que tenemos el enemigo en casa y no es precisamente el hombre.  

“En la mayoría de los casos los misóginos son “cultivados” por mujeres infelices. Las malas relaciones con el cónyuge, el rencor hacia los hombres, la profunda insatisfacción con la vida en general, y como consecuencia, el mal humor, la histeria, la agresividad, todo esto hace que las mujeres se ensañen con sus hijos”, explica Zotova.

La indiferencia materna o el exceso de protección “ahogan” a los hijos varones y les causa heridas psicológicas que no cicatrizan en toda la vida. Como resultado, crecen hombres que ven a las mujeres como una fuente de “dolor, sufrimiento y miedos”. 

“En una medida u otra, los hijos devuelven a sus padres lo que recibieron de pequeños”, advierte la psicóloga al tiempo de subrayar la necesidad de romper este círculo vicioso, porque las madres agresivas e insatisfechas educan a sus hijos con métodos violentos que esos pagan con generaciones futuras y así sucesivamente.

Historia pequeña, resultados grandes 

Medio año después del nacimiento de la asociación de mujeres contra misóginos, la fundadora de la comunidad hace balance de los logros del grupo.  

“Aunque todavía ha pasado poco tiempo, puedo decir que los resultados son notables. Solemos tratar con mujeres al borde de agotamiento nervioso, con ataques de pánico, graves afecciones crónicas, muchas veces, cáncer”, relata Zotova. 

En condiciones de maltrato psicológico en casa y aislamiento social, la asociación se convierte en un faro luminoso para muchas víctimas de la violencia doméstica, que “vuelven a nacer”, compartiendo sus experiencias con otras mujeres en situación familiar parecida.

“Es el primer paso para abandonar la prisión en la que se ven atrapadas por culpa de los misóginos”, señala la experta.  

La exitosa comunicación con otras compañeras de infortunio empuja a las víctimas de misóginos a actuar y dar pasos concretos para cortar los lazos enfermizos con los tiranos caseros. 

“¡Me han salvado!”, “Vuelvo a respirar”, “Pensé que la vida estaba acabada y ahora tengo una esperanza”, son unas pocas muestras de agradecimiento del aluvión de comentarios que reciben a diario las “guerreras” de la asociación. 

¿Cómo detectar y neutralizar a un tirano casero?

“¿Qué hago si mi marido es un misógino pero las circunstancias no me permiten dejarlo ahora? ¿Cómo me comporto? ¿Qué medidas tomo para que no me pisotee?”.

La asociación recibió esta súplica desesperada de una mujer que se presentó como Annushka. Su caso es muy común, dice Zotova. Pese a localizar el problema, muchas mujeres se quedan de brazos cruzados porque simplemente no tienen a dónde ir. 

La asociación ayuda a las mujeres a resistir, renacer y no doblegarse ante la insistente presión de los misóginos caseros. La fundadora de la comunidad nunca tira la toalla. La psicóloga elaboró una serie de ejercicios para aumentar la autoestima de las víctimas de la violencia doméstica que comparte con toda fémina en apuros. 

“¿Cómo pueden comprender las mujeres que les maltratan psicológicamente si tienen la autoestima por los suelos, y un sinfín de complejos y temores que les infunden los misóginos?”, pregunta Zotova.

Agrega que a ojos de la sociedad, el misógino puede ser un marido o padre ejemplar y solo en casa los tiranos quitan la máscara.  

La incomprensión lleva al aislamiento de la víctima y la deja cara a cara con su dolor. Si la mujer no reacciona y busca ayuda externa, la aniquilación de su identidad es inminente y de allí, hay un paso a la muerte física, alerta la psicóloga. 

Aunque los misóginos enmascarados abundan, no es una tarea fácil detectarlos. 

“Si el hombre habla mal de su ex mujer, tiene malas relaciones con su madre o al revés, la idolatra, si sus padres se llevaron mal, si critica a alguien a sus espaldas, pero no a la cara, estos y otros indicios subjetivos pueden delatar a un misógino”, cuenta la experta. 

Una lacra universal

La misoginia no conoce fronteras, es un mal universal, asegura Zotova. “Nos escriben mujeres de toda Europa, antiguas repúblicas soviéticas, Estados Unidos, Canadá. También recibí llamadas de España”, indica. 

El tema de la violencia doméstica es tan profundo como trágico. Los hijos criados por mujeres infelices, que se convierten en tiranos del hogar, abundan en todo el planeta. Aunque el nivel de la vida en cada país en concreto influye significativamente en el estado de las cosas. 

“Creo que en los países con buenos indicadores de bienestar, cultura y economía, la gente está más relajada y se registran menos casos de violencia, frente a los estados donde la vida es más dura”, opinó.

Finalmente, Zotova lanzó un mensaje esperanzador a todas las víctimas de los misóginos. “Cualquiera puede caer en la trampa. Especialmente, porque en los inicios de la relación, los misóginos no se muestran tal y como son. Hagan un esfuerzo, suban su autoestima. Yo lo superé, Ustedes también pueden”, concluyó. 

Por Anush Janbabyan

 

 

 

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