"Se han servido de mentiras y viles artimañas. La peculiaridad del engaño cuando este lo cometen los poderosos es que al final el engañado no puede hacer nada al respecto", explica Bulatovic.
El antiguo expresidente de Montenegro recuerda que en su momento el comandante del Ejército serbobosnio, Ratko Mladic, obtuvo todas las garantías de Estados Unidos y de Francia para que no fuese llevado ante un tribunal internacional si los pilotos franceses de la OTAN que participaron en los bombardeos en Serbia y que fueron encarcelados durante la operación Deliberate Force eran liberados. Los pilotos de las Fuerzas Aéreas francesas fueron puestos en libertad, "pero Mladic fue condenado a cadena perpetua en el Tribunal de la Haya".
"Holdrooke se enfadó muchísimo cuando [Karadzic] le exigió alguna garantía por escrito, y dijo que las palabras del jefe de un Estado con ese —Estados Unidos— eran suficientes", dice Bulatovic. Al final sí hubo garantías por escrito, pero aun así La Haya no permitió que un documento de esa naturaleza se interpusiese entre Karadzic y su veredicto de culpabilidad.
El expresidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y con el que el propio Bulatovic tuvo "el honor de trabajar" —según escribe el propio expresidente montenegrino—, también cayó en las trampas de los países occidentales. Es más: Bulatovic asegura que Milosevic sabía que iba a ser traicionado, pero a la vez que "no le quedaba otra opción".
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"Cuando comenzó la guerra civil en Croacia y después de que Eslovenia proclamara unilateralmente su independencia por la fuerza, Slobodan Milosevic visitó Francia. Le invitó François Mitterrand, presidente popular y socialista. Pidió a Milosevic aceptar la propuesta de establecer una comisión jurídica en el marco de la Conferencia Internacional sobre Yugoslavia (…) El líder francés garantizó que la comisión no iba a adoptar ninguna decisión contra los intereses de los serbios. Yo pregunté a Milosevic: "¿qué pasa si nos engañan?" y él respondió con humildad: "Lo sé, ¿pero cómo le digo yo al presidente de un país como Francia que no confío en él y que temo que me acabe engañando?".
Al final, Miterrand engañó a Milosevic. La comisión jurídica adoptó una decisión contraria al derecho y toleró el proceso de descomposición de Yugoslavia, fuente de las perversas interpretaciones del derecho de los pueblos a independizarse, denuncia el columnista de Sputnik.
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La reunión entre Slobodan Milosevic y Víktor Chernomirdin, enviado especial del presidente ruso Boris Yeltsin, también cabe mencionarla. Chernomirdin y el entonces presidente de Finlandia, Martti Ahtsaari, le dieron un ultimátum a Milosevic sobre los bombardeos de la OTAN y su cese. El presidente yugoslavo, tras una serie de negociaciones de lo más dramáticas y a pesar de su situación desfavorable, aceptó la propuesta rusa y finlandesa. Con gran pesar y en contra de las voces del Ejército. Lo explica así:
"Con estos de la OTAN podríamos luchar y no ganarían. Pero si no estamos de acuerdo con la propuesta del presidente ruso, le daremos una excusa para que vaya contra nosotros. E ir contra Rusia, incluso cuando creemos que no tiene razón, es que simplemente no podemos".
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