Cuando la economía socava la autoridad masculina

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Marc Saint-Upéry - Sputnik Mundo
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Así como han observado algunos economistas, la presente crisis –y la evolución a largo plazo del paisaje económico– cambia profundamente la posición relativa de hombres y mujeres en EE.UU.

Así como han observado algunos economistas, la presente crisis –y la evolución a largo plazo del paisaje económico– cambia profundamente la posición relativa de hombres y mujeres en EE.UU.

En las últimas décadas, el ingreso mediano de las mujeres siguió de cerca la progresión del PIB per capita, no así el ingreso masculino. Eso refleja una serie de factores convergentes. La tasa de participación de las mujeres en la fuerza laboral aumentó fuertemente, la de los hombres bajó ligeramente. El auge del nivel de educación de las mujeres es impresionante frente a la estagnación relativa del de los hombres. Mientras el mercado laboral premia la creatividad, el talento analítico y la inteligencia social, el cambio tecnológico y la globalización redujeron el número y la proporción de empleos poco calificados pero bien pagados que eran el dominio tradicional de los asalariados de sexo masculino. El mundo post-industrial tiende a ser más femenino.

Vale la pena preguntar si no hay una relación entre este fenómeno y una nueva tendencia insólita en la derecha evangélica: la doctrina de la “sumisión cristiana”, o sea la idea de que las esposas tienen que hacer acto de humilde obediencia a sus maridos. Michelle Bachmann, la pasionaria del Tea Party, está profundamente influenciada por este tipo de subcultura fundamentalista.

Pocos años antes de competir en las primarias republicanas, Bachmann explicó que había elegido la profesión de abogada de impuestos, pese a su falta total de interés por esta actividad, por la insistencia de su marido. Tenía que ser “fiel al llamado de Dios” expresado por medio de Marcus Bachmann. Años más tarde, su esposo le dijo que la política era su vocación por mandato divino. Pese a sus reservas, Michelle se candidatizó al Congreso.

En 2009, más de 6.000 mujeres participaron en Chicago en la “Conferencia de la Mujer Auténtica,” cuyo manifiesto fundador explica que “cuando respondemos humildemente al liderazgo masculino en nuestros hogares y nuestras iglesias, demostramos una noble sumisión a la autoridad que refleja la sumisión de Cristo a su Divino Padre.”

Una de las figuras claves de la “Mujeres Auténticas” es la “locutora motivacional” evangélica Nancy Leigh DeMoss, autora de best-sellers que ofrece a su devota audiencia femenina “un programa de transformación completa en 30 días para descubrir y experimentar el diseño de Dios para su vida” –todo con links útiles, documentos para descargar y otros recursos. Con sus numerosas publicaciones, conferencias y cursos por Internet, Leigh DeMoss ha construido un verdadero imperio económico.

Otro best-seller de la teología de la sumisión cristiana es el libro de Mary Pride, “El camino a casa: más allá del feminismo, retorno a la realidad”, gran inspiración del movimiento Quiverfull. La palabra “quiver” significa “carcaj” y refiere a un verso del Salmo 127: “Los hijos son como flechas en la casa del guerrero … Dichoso el hombre que tiene de ellos lleno su carcaj.” Pride defiende las familias patriarcales con muchos hijos y la educación de los niños en el hogar, lejos de la perversión mundana de las escuelas públicas.

Algunos activistas del movimiento Quiverfull piensan que las chicas no deben atender la universidad porque es peligroso para su fe. Las hijas deberían quedarse en casa después de cumplir con la educación en el hogar y ser una “ayuda idónea” para sus padres, así como para los esposos que Dios les mandará. Como consecuencia extrema de este modelo de tipo saudí, algunas mujeres del movimiento no tienen el derecho de conducir.

Hace tiempo que Bachmann milita por la educación en el hogar. En la Universidad Oral Roberts, un establecimiento cristiano fundamentalista que atendió en los años ochenta, ayudó al profesor John Eidsmoe a construir una base de datos sobre el tema. Ulteriormente, trabajó como su asistente de investigación para un libro titulado “Cristiandad y Constitución.”

Eidsmoe acusa a las feministas de “violar el orden normal” con su desvalorización de las amas de casa. Un hombre “que planeó toda su vida ser un marido y un padre tradicional,” escribe Eidsmoe, “se siente amenazado, inseguro y resentido frente a estos cambios. No es lo que había anticipado cuando se casó.”

¿Cuál es la relación entre estas jeremiadas reaccionarias y la crisis de las calificaciones y de los salarios de la clase media baja? Ahí va mi teoría. Primero, es sumamente irónico ver a mujeres hiperactivas de alto perfil público con empresas florecientes y ambiciosas carreras políticas, tales como Leigh DeMoss, Pride o Bachmann, predicar a otras mujeres las virtudes del hogar y de la sumisión marital.

Segundo, es muy poco probable que, en medio de una cruel recesión, las mujeres de recursos limitados que son blancos de la prédica de la sumisión cristiana puedan permitirse abandonar su empleo y perder su salario. Así que este discurso suena más a sobrecompensación ideológica desesperada que a doctrina seria.

Más que una agenda feminista explícita, es la economía que está socavando la base material de la autoridad masculina en estos sectores de la clase media. Sospecho que la “sumisión cristiana”, en realidad, no tenga que ver con la restauración de un mundo de amas de casa obedientes. Se trata más bien de gestos simbólicos para sobar el ego y proteger el orgullo herido de los machos desestabilizados. Puro humo retórico que a la larga no ayudará a los “maridos y padres tradicionales” a sentirse menos amenazados e inseguros.

*Marc Saint-Upéry es periodista y analista político francés residente en Ecuador desde 1998. Escribe sobre filosofía política, relaciones internacionales y asuntos de desarrollo para varios medios de información en Francia y América Latina entre ellos, Le Monde Diplomatique y Nueva Sociedad. Es autor de la obra El Sueño de Bolívar: El Desafío de las izquierdas Sudamericanas.

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*Marc Saint-Upéry es periodista y analista político francés residente en Ecuador desde 1998. Escribe sobre filosofía política, relaciones internacionales y asuntos de desarrollo para varios medios de información en Francia y América Latina entre ellos, Le Monde Diplomatique y Nueva Sociedad. Es autor de la obra El Sueño de Bolívar: El Desafío de las izquierdas Sudamericanas.




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