Las mujeres toman la palabra: La Boda Real de ensueño

© Foto : Mikhail Kharlamov/Marie Claire RussiaSvetlana Kolchik
Svetlana Kolchik - Sputnik Mundo
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“La Copa Mundial para las Mujeres”, así un reportero bautizó la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton que tuvo lugar el pasado 29 de abril.

“La Copa Mundial para las Mujeres”, así un reportero bautizó la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton que tuvo lugar el pasado 29 de abril.

Y yo diría que no sólo para las mujeres. Creo que aquel viernes fue un día festivo no sólo en Gran Bretaña, sino en todo el mundo con acceso a Internet y otros medios de comunicación de alta velocidad.

La audiencia de miles de millones de espectadores que observaron la boda en vivo, y todos los pormenores de esa fiesta exuberante pudo competir con la final de la Copa del Mundo.

Fue un día de duro trabajo para mis colegas y yo. Nos aglomeramos alrededor de la computadora más rápida con la pantalla más grande, no podíamos quitar los ojos de Kate, radiante y parecida a Grace Kelly, y de su príncipe tan guapo (aun con la calva), de la geometría perfecta de la abadía de Westminster, la solemnidad del coro y toda la función que parecía una película.

Cabe mencionar también la pasarela de tocados que vestían las invitadas a la ceremonia. Algunas de nosotras derramamos un par de lágrimas silenciosamente, otras recordaron su propia boda, y las todavía solteras, se imaginaron la boda de su sueño.

Y a lo mejor que no éramos las únicas. Parecía que la toda la comunidad periodística de Moscú se dejó llevar por el evento al igual que nosotras en la revista Marie Claire y millones de otros observadores entusiasmados que inundaron las calles de la capital el viernes.

¿Y para qué toda esta histeria y euforia?

Ante todo, fue un maravilloso espectáculo, una buena distracción de las tradicionales “últimas noticias” con abundantes reportajes sobre derramamiento de sangre, desastres naturales y crisis económicas. Y además, fue una confirmación de lo fuerte que sigue siendo la “anglomanía” en el mundo.

“Parecía una película romántica pero era realidad. Raras veces se puede ver algo parecido por la tele”, dijo Olga Pavlova, editora de la revista Forbes Rusia. Agregó que sus colegas, sobre todo hombres que son reporteros empresariales, pasaron todo el día pegados a la pantalla también, como si Kate y Guillermo fueran miembros distantes de su familia.

Además, seguro que cada una de las chicas mirando la boda se imaginaba a sí mismo vistiendo los zapatos de Kate Middleton, con una rara mezcla de envidia y satisfacción. La novia, hija de antiguos empleados de British Airways, no había nacido ni fue criada para formar parte de la realeza. Atrajo la atención del príncipe con un transparente negligé en un desfile de modas estudiantil. Un modo bastante original de allanar el camino al Palacio de Buckingham, ¿verdad?

Aunque me parece que se enamoraron y estaban juntos aunque se consideraba una mala unión. Vivieron juntos por un largo período de tiempo, justo como lo hacen numerosas parejas modernas.

Kate tenía paciencia, ostentaba perfecto decoro siendo objeto de intensa atención pública. Con diligencia asistía a las clases en la Escuela de Princesas con casi todos los sobresalientes.

Y todos nosotros vimos su graduación aquel viernes, lo hizo con elegancia impresionante e introspección. (Algunos notaron que su rostro emocionado demostraba demasiado deseo de empezar a mandonear en el nuevo ambiente real lo más pronto posible).

No obstante, la recién nacida Duquesa hizo un buen trabajo ya que los críticos de moda admitieron que aun  si su sangre fresca y buen espíritu no logren traer nueva energía a la monarquía estancada, por cierto su estilo tendrá influencia positiva en la industria de la moda. “¿Podrá el 29 de abril de 2011 marcar el inicio de una nueva era de elegancia restringida?”, escribió un bloguero de moda.

La indudablemente fotogénica y elegante esposa del príncipe William siempre tiene un aspecto guay, no importa lo simple que es su vestimenta, incluso su ropa favorita de las tiendas comunes. A diferencia de muchas celebridades, ella tiene cada vez más gusto y gracia innata (o meticulosamente practicada), irradiando confianza y delicadeza al mismo tiempo. No es un modelo malo a seguir.

Y por último, lo que me inspiró fue la emoción. Aparte de ser un espectáculo de primera categoría, todo el evento pareció igual de verdadero como lo formal que fue. Los novios parecían algo tensos a la hora de jurar sus votos. Sea agitación por tanta atención o sólo excitación en vísperas del Gran Momento que experimentaría cada pareja, pero fue conmovedor.

Y luego, el sermón del obispo de Londres, uno de los momentos más destacados, según creo. “En cierto sentido cada boda es una boda real con el novio y la novia como rey y reina de la creación, haciendo una nueva vida juntos de forma tal que la vida pueda fluir a través de ellos hacia el futuro”, dijo al resaltar que era un día de esperanza “como cada día de boda tiene que ser”.

La verdad es que así percibí este festejo memorable, como un día de esperanza. Esperanza de que un día cada chica encuentre a su príncipe, no necesariamente de la realeza. Y un amor como este puede superar no sólo obstáculos clasistas sino que cualquier tipo de presión, limitaciones y miedos. La boda tradicional, uno de los más significantes y encantadores ritos que existen no desaparecerá en el próximo futuro.

Y creo que el obispo hizo pasar un importante mensaje sobre el matrimonio que hoy en día vive una crisis mucho más profunda que la monarquía británica. “El matrimonio está supuesto a ser el camino a través del cual el hombre y la mujer se ayudan mutuamente a convertirse en lo que Dios quiere que ambos sean, su más profundo y verdadero ser”, dijo.

Suena desafiante, pero es verdad.

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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.

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