“¿Un hijo a los 50 años? Los increíbles avances en la congelación de óvulos”, así se tituló la edición de mayo de la revista Vogue Estados Unidos. Pasé a leer el artículo y sentí escalofríos. Resulta que la congelación de óvulos, proceso en el cual los óvulos femeninos son congelados en un depósito refrigerador hasta que la mujer este dispuesta a ser madre, va ganando popularidad en EEUU, Canadá y ciertos países europeos. Ahora la mayoría de las clínicas de fertilidad ofrecen esta posibilidad de dilatar el embarazo, aunque costosa (alrededor de 15.000 dólares por un ciclo), los defensores del procedimiento insisten en que puede provocar un importante cambio social desde la creación de la píldora contraceptiva.
Actualmente, en EEUU la edad promedia a la que las mujeres que todavía no están casadas y optan por la congelación de óvulos oscila entre 35 y 40 años, pero ciertos expertos auguran que dentro de unos años puede ser común para las mujeres de 25 a 35 años.
Supuestamente, este invento notable permitirá tener hijos mucho más allá de la edad de maternidad, con lo que las solteras de 30 años tendrán más tiempo para encontrar al Sr. Adecuado y tener familia.
Y si la mujer no puede concebir de manera tradicional, tendrá una buena alternativa. Peo sigue el debate sobre la seguridad de esta opción para la salud de la madre y del hijo.
En los últimos tres años más de 1.500 niños nacieron de óvulos que fueron congelados, luego descongelados y fertilizados. Y por ahora no se han reportado casos de anormalidades, no obstante, un gran número de gurús de fertilidad insisten en considerar el congelamiento de óvulos “experimental” ya que los efectos del procedimiento a largo plazo todavía son desconocidos.
Luego surge otra pregunta importante, ¿a qué edad ya es demasiado tarde para ser madre?
Tengo que admitir que a mí me resulta difícil plantear esta pregunta. Ya que en seguida se me ocurren otras, ante todo hacia mí misma. Tampoco las respuestas son fáciles.
No tengo hijos, todavía. Y la edad mía se puede calcular a juzgar por mi perfil al final del artículo.
Sí, espero tenerlos en uno o dos años, pero ¿quién soy yo para juzgar a las mujeres que optan por postergar el embarazo por razones sociales u otras?
Sí, tengo fe en la ciencia y el inestimable progreso que ha traído a la humanidad, con lo que nos ha permitido tener unas vidas más largas y plenas.
No, no quiero desalentar a las mujeres que sueñan con hijos pero quieren que sus retoños tengan a ambos padres. Mientras tanto, es difícil para mí aceptar cuando veo a una mujer solitaria que se decide a tener un hijo para “sí misma”, tendencia tan difundida en Rusia.
Pero al imaginar el creciente número de las “criaturas de depósito congelador” me parece que estoy mirando una de estas películas de misterio futuristas, tipo Gattaca o Vanilla Sky, siento interés, mucho miedo y un gran alivio al recordar que es sólo una saga de ciencia ficción. Pero no en el caso del congelamiento de óvulos. Y lo discutí con mis amigas. Irónicamente, la mayoría de ellas a sus treinta y algo todavía no tienen hijos.
“Entiendo si la mujer o su novio está enfermo y el congelamiento de óvulos es la única oportunidad para que tengan hijos en futuro”, dijo mi conocida, editora de revista, de 32 años que mantiene una relación duradera con su novio. “En otro caso, el proceso parece algo innatural, bajo demasiado control. Para mí la concepción es algo sagrado”, agregó.
“Creo que los niños deben nacer de manera natural: si estás predestinada a ser madre, lo serás sin el congelamiento de óvulos, pero si la maternidad no es tu destino, nada tendrá resultado”, dijo otra conocida, consultora de marketing. “Este remedio me recuerda la clonación, en este caso optaría por la adopción”, dijo.
“No veo nada malo en esto, sólo facilita el proceso, es un buen plan alternativo”, dijo otra chica, de 33 años, propietaria de una agencia inmobiliaria, que tiene una relación intermitente. Vive entre Moscú y Holanda donde el procedimiento goza de popularidad también. Pero aun así, mi amiga aseguró que espera tener hijos de manera tradicional, y próximamente, sin cualquier tipo de facilitaciones.
Cada mujer tiene su propio camino en la vida. Hoy en día no es nada irreal estar en forma a la edad de 50 años y criar hijos sanos. En este sentido, me fascina Annie Leibovitz, de 62 años, cuyas hijas tienen tan sólo diez y seis años. Tuvo a su primera hija a los 51, sin óvulos congelados, sino por fecundación in vitro y donante de semen. Ella y sus hijas parecen estar bien, y no es la única, habrá más mujeres que se negarán a tenerlo todo al mismo tiempo, sino que se enfocarán en su carrera y más tarde pensarán en tener la familia.
Creo que el creciente número de mujeres en Rusia se han hecho más liberadas y no se sienten obligadas a seguir las pautas de sus madres y casarse a los 20 para tener hijos y divorciarse poco después. La variedad de opciones que ofrece el mundo de hoy y los últimos avances de la tecnología nos dan poder. Nos inspiran la ilusión de que podemos ser siempre jóvenes e incluso inmortales. No obstante, espero que con este paso ambicioso no nos apartemos de la Naturaleza y sus leyes por completo.
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*Svetlana Kolchik es directora adjunta de la edición rusa de la revista Marie Claire. Se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, facultad de Periodismo, y la Universidad de Columbia, Escuela de Estudios Avanzados de Periodismo, colaboró para el diario Argumenti I Fakti en Moscú y el USA Today en Washington, con RussiaProfile.org, ediciones rusas de Vogue, Forbes y otras.
